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Falsas leyendas de la medicación en el hospital

Durante el ingreso en un centro es normal recibir pastillas para paliar dolores y tratar la enfermedad que se tenga, pero ni los fabrican sólo para los hospitales ni son mejores que los que venden en las boticas de barrio.

 


 

No son pocos los mitos y leyendas que rodean a los hospitales, algo que las series de televisión, las películas o la literatura de ficción no han hecho más que alimentar desde hace décadas.


A los edificios se les atribuyen todo tipo de sucesos paranormales, al personal que trabajamos en ellos se nos rodea de un extraño halo afectivo-sexual que provoca que todos nos mezclemos con todos, y a los sueros y medicamentos que utilizamos con los pacientes se les otorgan efectos casi milagrosos. Nada más lejos de la realidad.


Si quiere saber si todas esas leyendas urbanas que alguna vez ha escuchado sobre la medicación hospitalaria son reales o no, les invito a seguir leyendo.


LEYENDA 1. "EL AIRE EN EL SUERO RESULTA MUY PELIGROSO"

Ver un par de burbujas descendiendo lentamente por la goma que conecta el suero al brazo del paciente es algo que suele generar mucha preocupación, pero en absoluto es peligroso. Esas pequeñas cantidades de aire no van a causar problema alguno aunque logren entrar en el cuerpo y se cuelen en el torrente sanguíneo, se diluirían sin más.


Para que llegasen a provocar una embolia gaseosa la cantidad tendría que ser mucho mayor, tanto que aunque toda la goma del suero estuviese llena de aire seguiría sin causarla.


LEYENDA 2. "LAS PASTILLAS DEL HOSPITAL SON MÁS FUERTES QUE LAS DEMÁS"

No son pocas las personas que creen que en el hospital tenemos pastillas más fuertes, más eficaces, de acción más rápida o mejores.


En más de una ocasión me he topado con pacientes que, al marcharse de alta, me piden que les regale un par de calmantes como los que tomaban durante el ingreso, alegando que son mejores que los que tiene en su casa.


Lamento decirles que eso es algo totalmente falso. Los laboratorios no fabrican pastillas especiales con más concentración o con principios activos secretos y mejorados para los hospitales. Toda la medicación que se dispensa en los centros hospitalarios es exactamente la misma que usted puede encontrar en la farmacia de su barrio.


LEYENDA 3. "HAY QUE VOMITAR LA ANESTESIA"

Una creencia bastante extendida durante los postoperatorios hace referencia a cómo ha de librarse el enfermo de la anestesia. Supuestamente el paciente tiene que vomitar para poder eliminar los fármacos anestésicos que se le han administrado durante la intervención quirúrgica.


Nada más lejos de la realidad. Los agentes anestésicos no se eliminan del cuerpo vomitándolos, de eso se encargan órganos como el hígado o los pulmones y son expulsados del cuerpo a través de mecanismos como la orina o la respiración. Estaría mejor dicho, por tanto, que "hay que mear la anestesia".


Aunque este mito tiene cierta base, ya que el vómito es uno de los mecanismos de defensa que tiene nuestro organismo para responder y deshacerse de las sustancias tóxicas. Cuando los receptores de nuestro cerebro detectan algunos fármacos anestésicos los perciben como algo ajeno y dañino. Esto es lo que en algunas ocasiones lleva a la activación de esta forma de rechazo y se desencadenan las náuseas y los vómitos en un intento fallido de nuestro cuerpo por eliminarlo.


LEYENDA 4. "EL SUERO ALIMENTA"

Esta es una frase que habré oído cientos y cientos de veces, especialmente cuando un paciente está en ayunas pero con suero intravenoso. Siempre hay algún acompañante que cree que, aunque no está ingiriendo alimentos, está igualmente alimentado porque tiene suero.


Y no es así. Existen muchas clases de sueros, pero contienen esencialmente agua purificada, cloruro de sodio (sal), potasio y glucosa. Ninguno de los preparados contiene ni proteínas ni lípidos, esenciales para una buena nutrición. Los sueros intravenosos hidratan, pero no alimentan.


Y no, el suero tampoco engorda, es otro mito.


LEYENDA 5. "MORFINA NO, QUE ACORTA LA VIDA"

El cloruro mórfico es quizás uno de los fármacos que más miedo genera entre la población, que normalmente suele asustarse cuando ve que lo vamos a inyectar, un miedo totalmente injustificado. La morfina es un potente analgésico que empleamos a menudo en los hospitales tras una cirugía o en caso de infarto de miocardio, por citar algunos ejemplos, y que no acorta su vida si no que les permite descansar y controlar su dolor. Y no, tampoco se va a volver adicto a ella por recibirla durante su ingreso hospitalario.


LEYENDA 6 ."EN EL HOSPITAL TIENEN TODAS LAS PASTILLAS QUE EXISTEN"

En el servicio de farmacia hospitalaria almacenan y conservan gran cantidad de fármacos en sus diferentes formas: viales, jarabes, sobres, comprimidos... Pero lamento decirles que no están todos los que existen en el mercado.


La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) tiene autorizada para la venta en nuestro país una cifra de medicamentos que ronda los veinte mil, y disponer de todos ellos en el sótano de cada hospital sería inasumible por logística, el coste que conlleva y porque parte de ellos acabaría caducando sin que se llegasen a utilizar.


Por este motivo, si usted ingresa en un hospital y está en tratamiento con varios fármacos no está de más que los lleve encima por si no disponemos de alguno de ellos. Eso sí, no los tome jamás por su cuenta sin consultar antes al personal de la planta.

 

Fuente / www.elmundo.es

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