El organismo europeo también señala que, aunque los datos preliminares muestran que ómicron puede ser más transmisible que delta, se necesita más información para saber cómo afecta a la gravedad de la enfermedad.
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A pesar de la gran preocupación de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) por el aumento de casos de coronavirus en el continente y por la irrupción de la variante ómicron en muchos países, el mensaje que lanza busca no ser alarmista: es necesario frenar el avance de la nueva variante pero aún es pronto para saber cómo afecta a la efectividad de la vacuna y si será necesario modificar su composición. Así lo ha puesto de manifiesto Marco Cavaleri, jefe de la Estrategia de Vacunas de la EMA, durante una comparecencia celebrada este jueves en la que se han analizado las principales novedades en torno a la pandemia.
En este sentido, Cavaleri ha expuesto que ya se está trabajando con los laboratorios para analizar y medir cómo afecta la variante ómicron a las vacunas actualmente disponibles con el fin de, en pocos meses, poder adaptar cualquier variación que fuese necesaria; así como para poder desarrollar una vacuna potencial contra esta variante. Además, ha señalado que si bien los datos preliminares muestran que la variante ómicron puede ser "más transmisible" que la delta, es preciso tener más información para conocer cómo afecta a la gravedad de la enfermedad.
Junto a esto, el responsable de la EMA ha incidido en que la vacunación es la "clave" frente al coronavirus y ha insistido en la necesidad de potenciar las dosis de refuerzo. Sobre esto, ha expresado que podría ser coherente que los estados adelanten el intervalo de tiempo entre la segunda dosis y la de refuerzo a tres meses (en lugar de seis, como está recomendado actualmente), ya que sería "seguro y eficaz", según los datos de los que se dispone actualmente.
Fuente / www.elmundo.es
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