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Los ritmos circadianos, a los que las personas a veces se refieren como el “reloj corporal”, regulan los patrones de sueño, estado de alerta, temperatura y presión arterial, entre otros factores. Estos ritmos biológicos diarios probablemente evolucionaron para coordinarse con la luz y la disponibilidad de alimentos, pero también regulan los procesos metabólicos internos.
Por tanto, no hay duda de que los ritmos circadianos son importantes para la salud humana y los expertos creen que su interrupción, a largo plazo, tiene varias consecuencias adversas. Entre ellos, los posibles efectos sobre la salud incluyen obesidad y diabetes tipo 2, ya que una creciente evidencia indica una conexión entre la interrupción circadiana y la resistencia a la insulina.
De hecho, un nuevo estudio, que se publicó en Cell Host&Microbe, muestra que la diabetes también se asocia con cambios en los ritmos diarios del microbioma intestinal.
En este sentido, un equipo de investigadores de la Universidad Técnica de Múnich demostró que las personas con diabetes tipo 2 tienen menos fluctuaciones diarias en algunas de sus bacterias intestinales y que estos cambios pueden servir para predecir y diagnosticar la afección.
EL RITMO DEL MICROBIOMA
Durante muchos años, los científicos han sabido que el reloj circadiano es crucial para la fisiología humana. Sin embargo, solo recientemente se ha descubierto su papel en relación con la microbioma, que es la comunidad de bacterias, virus y hongos que viven en las personas, por ejemplo, en la piel o en el intestino.
Es más, estudios recientes muestran que la comunidad de bacterias intestinales fluctúa durante el día, al igual que otros procesos circadianos. En este sentido, algunos investigadores creen que estos cambios regulares en el microbioma son probablemente beneficiosos y que la pérdida de este ritmo diario podría contribuir a los trastornos metabólicos, tal vez explicando la conexión entre los ritmos y circadianos y la diabetes.
Para investigar esto más a fondo, el equipo comenzó analizando los microbiomas de casi 2.000 personas durante un periodo de 24 horas. Sus resultados confirmaron las oscilaciones regulares de las bacterias intestinales.
Posteriormente, enfocaron el estudio para incluir solo a las personas con trastornos metabólicos, incluida la obesidad, prediabetes y diabetes tipo 2. Así, descubrieron que las personas con obesidad y diabetes tipo 2 perdieron los patrones rítmicos de sus bacterias intestinales.
También notaron cambios específicos en las bacterias intestinales en personas con diabetes.
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